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domingo, 22 de enero de 2012

Centro Cristiano Palabra de Vida, Sto. Dgo, R.D.: Centro Cristiano Palabra de Vida, Sto. Dgo, R.D.:

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jueves, 19 de enero de 2012

Conociendo los obstáculos que impiden los propósitos de Dios en nuestras vidas


Conociendo los obstáculos que impiden los propósitos de Dios en nuestras vidas


Todos queremos tener éxito en la vida, superar nuestros problemas y realizarnos como personas. Nuestras luchas diarias van más allá de simplemente sobrevivir. Tenemos sueños en nuestros corazones y metas que queremos lograr.
Sin embargo, a medida que los años pasan enfrentamos diversas dificultades, y a menudo estos sueños quedan enterrados y olvidados en el camino.

Asumimos nuestros deberes y abandonamos lo que esta en nuestros corazones, sin sospechar que hemos sido vencido por nuestro mayor enemigo: el temor.

La lucha hacia el éxito no toma lugar en nuestro entorno, sino en nuestra mente. Son  nuestros patrones de pensamientos que hemos adquiridos durante el transcurso de nuestras vidas que determinan si vamos a tener éxito o si vamos a fracasar en un emprendimiento.
Tenemos que imaginarnos que nuestra mente es como un campo de batalla. Hay pensamientos que nos edifican y nos ayudan a salir adelante. Estos se tienen que enfrentar a sus enemigos, los pensamientos que constantemente nos agobian y desaniman.
Y de todos los pensamientos negativos, los temores son los peores porque ellos nos impiden creer más allá que lo que nuestros ojos pueden ver. Es más, son tan fuertes, que a veces hasta lo que vemos con nuestros propios ojos nos causa dificultades creerlo. Cuando el Señor Jesús llegó a la aldea de Betania, con el propósito de mostrar su gloria a través de la resurrección de Lázaro, la primera que le salió al encuentro fue la hermana de éste, es decir, Marta.  Y de inmediato Jesús y ella tuvieron una conversación muy interesante. Juan  capítulo 11:17-44
Marta le dice al Señor, que si él estuviese aquí Lázaro no habría muerto, luego le dice: “aunque también se ahora que todo lo que tú le pidas a Dios, él te lo darás”. Verso 22.
Jesús le habla de la resurrección y aunque marta pensó que Jesús le hablaba de un tema,  que a lo mejor ya ella conocía muy bien porque el mismo Señor, ya antes se lo había enseñado en sus mensajes, Jesús le da a entender, de que no era necesario esperar a la posteridad para que Lázaro resucitara, ya que la vida estaba ahí frente a ella, ya que la vida era y es: Jesús mismo.
Marta entendió que Jesús tenía poder y que era el hijo de Dios, sin embargo cuando ya estaban frente al sepulcro vuelve las dudas y se apodera de ella, cuando le dice al Señor: “Señor, hiede ya, porque lleva cuatro días” ( verso 39), es decir, no vale la pena, ya es imposible, su cuerpo está echado a perder. Jesús entonces les dice “¿no te he dicho que si cree veras la gloria de Dios?
Otra escena de la que quiero hablarle se encuentra en el libro de los hechos, capitulo 12.
Ahí nos cuenta de que cuando el apóstol Pedro estaba preso, el Señor envió un ángel de los cielos a soltarlo. La iglesia sabía que Pedro estaba preso, y así oración al Señor por él, sin embargo cuando la joven llamada Roda le informa de que Pedro era el que tocaba la puerta, ellos lo dudaron y hasta pensaron que era un ángel. Sin dudas esos hermanos que estaban orando, pensaron que era imposible que Pedro lograra salir vivo de esa cárcel, y que era más fácil que un ángel de los cielos apareciera antes ellos que Pedro quedar libre.

Las dudas es uno de los obstáculos que impiden que crezcamos no solo en lo espiritual, sino también en lo terrenal. Las dudas nos llevan a situaciones de temor y miedo. Por esa razón Jehová Dios, les dice a Josue, que ya estaba sin la sombra de Moisés: Mira que te mando que seas valiente, no temas ni desmaye, porque yo, Jehová estaré contigo dondequiera que tú vayas. (Josue 1:9) y es que el temor es nos obliga a doblegarnos y mantenernos cabizbajos.


El ser humano tiene muchos temores. Y no es de extrañar, ya que los medios de comunicaciones nos bombardean diariamente con mensajes negativos.

Tenemos miedo al rechazo, miedo al fracaso, miedo a la muerte, miedo de perder un ser querido, miedo a perder dinero, miedo a la violencia, etc. La lista es interminable.

El problema es que estos temores pueden llegar a gobernar nuestras vidas de tal manera que quedamos totalmente paralizados a la hora de tomar acción y de avanzar hacia nuestras metas.
Es la razón principal por la cual la gran mayoría de las personas nunca alcanzan su potencial máximo.

¿Acaso podemos superarnos y vencer estos temores que nos mantienen encadenados a un nivel inferior de vida?
Hay una fuerza opuesta al temor que es mucho más grande y más poderosa. Mediante ella hombres y mujeres históricamente han hecho realidad sus sueños y han logrado hazañas que parecían imposibles de lograr.
Es la fe.
Dice en la Biblia que la fe es “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” (Hebreos 11:1)
La fe ve lo imposible, cree lo increíble y recibe lo imposible.

La buena noticia es que está al alcance de todos.